Como consultor de marcas y estilista de modas de celebridades pude constatar el gran abismo que existe entre los diseñadores, que son grandes creativos con gran talento y la realidad comercial, pues centran la mayor parte de su interés en la creación y no en el negocio que debe sustentar, por lo cual en mis recurrentes visitas a dichos eventos de moda y los distintos países y ciudades temporada tras temporada me daba cuenta de la desaparición de muchas de ellas, me embargaba una sensación de impotencia ya que veía el gran potencial y mas allá el impacto socio económico que pudieran generar estas marcas en sus localidades utilizando la moda como agente de cambio económico pero esto no sucedía sino que cada vez mas veía como sucumbían las marcas por falta de conocimiento del negocio, pues la moda tiene un ritmo y una manera de negocio muy diferente al resto de las industrias. Aquí se observan modelos de negocios inusuales en referencia a muchas industrias, tiempos de vigencia de los productos muy efímeros, canales de distribución muy diversos y sistemas de producción que se pueden hacer complejos y costosos sino sabemos como manejarlos. Luego el reto de convertir una pieza de ropa o crema para la piel, un zapato o cualquier pieza de joyería en un producto que pueda entrar en el standard para poder ser comercializado.